viernes, mayo 01, 2020

NUEVA REALIDAD EN LA PRACTICA OFTALMOLOGICA DIARIA ANTE COVID19




Tras la pandemia del coronavirus se habla de una "nueva realidad" a nivel de nuestra vida cotidiana, pero no cabe duda que esto se traduce en una nueva realidad en todos los ámbitos ocupacionales, que también tiene su directa repercusión en la práctica oftalmológica habitual.



Tengo que expresar de modo previo que este término de "nueva realidad" no me gusta especialmente, ya que considero que realidad sólo hay una, y es esta realidad ya que continuamente nos dirige y obliga a actuar.

Ya habitualmente la práctica oftalmológica requiere altos niveles de protección y desinfección en los cuales se invierte gran cantidad de tiempo y de recursos, pero lo cierto es que la prevención frente al coronavirus supone un nuevo desafío no relacionado con la posible repercusión ocular sino con la práctica clínica y la necesidad de añadir una nueva capa de protección tanto para los pacientes objeto de la misma como para nuestra propia protección.

Así, al poco de iniciarse la pandemia en España, ya teníamos referencia de diferentes artículos de compañeros oftalmólogos que nos indicaban la necesidad de adoptar diferentes medidas y modificar algunos hábitos de nuestra práctica diaria.

Es de interés el artículo de LAI y Col "publicado en Graefes. Arch. Clin. Exp. Ophthalmol. el pasado mes de marzo de 2020 en el cual ya se hacía referencia a la utilización de diferentes tipos de niveles barrera a introducir en la práctica diaria.

En base a ello, se ha hecho conveniente trasladar estos niveles a nuestra práctica diaria:

Nivel 1: A nivel administrativo y de gestión de agenda, potenciar las consultas telemáticas a fin de reducir la agenda y el número de pacientes presenciales.

Nivel 2: Triage telefónico a fin de evitar la asistencia presencial de pacientes con síntomas respiratorios, fiebre, o procedencia de áreas de prevalencia de la pandemia o contactos estrechos. Al efecto se propone un cuestionario y un algoritmo de detección.

Nivel 3: Detección al acceso de los pacientes febriles mediante la toma de temperatura corporal a través de medición infrarroja, limitando el acceso de los pacientes que den positivos en esta toma o, en caso de ser precisa asistencia urgente e inevitable, incrementar las medidas de protección facultativo y auxiliar que intervenga en la asistencia.

Nivel 4: Limitación de acceso. Máximo un acompañante por paciente.

Nivel 5: Control ambiental en salas de espera. Dado que es esencial reducir el nivel de proyección de aerosoles y contaminación, independientemente del tipo de desinfección y limpieza que se programe a nivel de estancias y locales (química, ozono o ultravioleta), y el establecimiento de una ventilación adecuada (evitando inicialmente el aire acondicionado hasta alcanzar evidencia de su inocuidad) debe reducirse el aforo de modo que permita el mantener la distancia social de dos metros, y aún en este caso es conveniente que se indique al paciente asistir al centro con guantes y mascarilla o, en su defecto, proporcionarle dichas protecciones.

Nivel 6: Control ambiental en consulta. Además de las medidas indicadas en el nivel 5, es aconsejable la atención individual, mantener la distancia de seguridad entre el personal facultativo/sanitario y el paciente, así como debe reducir el nivel conversacional.

Nivel 7: Control de proximidad. En nuestra práctica son muchas las actuaciones en las que se hace inevitable el contacto directo con el paciente, y especialmente en las prácticas sobre lámpara de hendidura, donde la distancia de trabajo es próxima a los 30 cms, por lo que es precisa la adopción de mamparas de plástico adaptadas a la lámpara, de dimensiones adecuadas para evitar la proyección de aerosoles en ambos sentidos.

Nivel 8: Control instrumental: Es preciso incrementar las precauciones de desinfección tanto de los equipos como de las lentes e instrumental, al objeto de que puedan ser utilizados sin menoscabo de seguridad, desinfección que deberá ser reiterada entre pacientes.

Nivel 9: Adecuada protección de EPIs de personal asistencial, recomendándose uso de guantes, mascarilla y protección ocular, sin olvidar el uso lavado frecuente de manos.

Nivel 10: Revisión continua del protocolo, implantando las modificaciones oportunas ante nuevas evidencias.

Ampliaremos esta información en nuestros siguientes posts.

Referencias:


Esta información es orientativa. Para una información personalizada consulte a su oftalmólogo.


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